Según los datos recabados por Cruz Roja Española, desde el pasado 10 de septiembre se ha contabilizado la entrada clandestina de 1.030 inmigrantes, de los que 938 procedían de diferentes países del África Subsahariana, principalmente de Guinea Conakry y de la República de Guinea. El resto de los inmigrantes procedían de Argelia, Túnez, Marruecos, Siria, Libia y Bangladesh. En este periodo también han sido censadas veinte mujeres, todas ellas subsaharianas, once menores y un bebé.
El mayor porcentaje de entradas se ha producido en dobles fondos de vehículos especialmente preparados en talleres clandestinos de Marruecos para cruzar la frontera del Tarajal. Estos inmigrantes han sido posteriormente dejados hasta más de sesenta lugares diferentes de la ciudad para que la Policía no los relacionaría con un patrón determinado. Suelen aparecer en las inmediaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) o de la Jefatura Superior de la Policía Nacional.
Fuentes de la Guardia Civil confirman que estos inmigrantes suelen viajar escondidos en huecos de los automóviles y pasan inadvertidos en los controles policiales situados en la frontera del Tarajal. A estas entradas en dobles fondos se ha unido en los últimos tiempos los accesos en pequeñas embarcaciones como pateras o balsas de playa, en motos de agua o saltando el doble vallado fronterizo. La entrada por la frontera más mediática ha sido, sin duda, la del pequeño Abou dentro de una maleta roja, historia con final feliz que dio la vuelta al mundo.
Una vez que Cruz Roja realiza el primer reconocimiento médico a los inmigrantes, y siempre que no sea necesario su traslado al Hospital, los inmigrantes son trasladados al CETI, que supera en más de 200 personas su capacidad de 512 plazas.
La entrada de inmigrantes es un goteo constante. De hecho, esta semana Cruz Roja ha atendido a 42 personas, cifra muy similar a la registrada en las últimas semanas.
