La Virgen de África inunda de devoción las calles de Ceuta en su majestuosa procesión

La Virgen de África ha recorrido las calles de Ceuta, acompañada por una multitud de fieles.

 Procesión de la Virgen de África / César Martín
photo_camera Procesión de la Virgen de África / César Martín

En una tarde cargada de devoción y recogimiento, Ceuta se vistió de gala para recibir a su Excelsa Patrona, la Virgen de África. El santuario se convirtió en el punto de partida de una procesión que, como cada año, movilizó a miles de ceutíes, deseosos de rendir homenaje a su protectora celestial. La imagen, radiante y majestuosa, avanzó entre un mar de fervorosos fieles que no dejaron de vitorearla y acompañarla en su recorrido.

La Virgen de África, ataviada con su manto más resplandeciente, inició su recorrido por el emblemático paseo de las palmeras. Acompañada por una comitiva solemne, la procesión se abrió paso con dignidad y respeto, mientras los acordes de las bandas de música llenaban el aire de melodías sacras. Al llegar al puente, la multitud enmudeció y, con profundo respeto, entonaron la Salve en su honor. Las voces de los fieles, unidas en un canto devocional, resonaron con fuerza, creando un ambiente de mística y espiritualidad.

La procesión continuó su camino, avanzando con paso firme hacia el Ceuta Center. A cada paso, la multitud de devotos crecía, demostrando una vez más la profunda conexión que los ceutíes sienten con su Patrona. La presencia de la Virgen de África parecía infundir en todos una sensación de paz y esperanza, recordando la importancia de la fe y la devoción en momentos de adversidad.

El punto álgido de la procesión se vivió al llegar a la calle Jaudenes. Aquí, el fervor de los presentes alcanzó su clímax en un momento de indescriptible emoción. Las petaladas, preparadas con las flores ofrecidas el domingo anterior, descendieron en un delicado manto de colores sobre la Virgen. Era como si el cielo mismo quisiera rendir tributo a la Madre de Dios, derramando su amor en forma de pétalos fragantes. Los rostros de los fieles, iluminados por la devoción, reflejaban la intensidad del momento, mientras las lágrimas de emoción se mezclaban con las oraciones silenciosas.

La procesión prosiguió su trayecto de regreso, completando su recorrido con el mismo espíritu de reverencia con el que había comenzado. A su paso, la Virgen de África dejaba una estela de paz y consuelo, tocando los corazones de aquellos que se acercaban a verla. Los ceutíes, unidos en su fe, se despidieron de su Patrona con la promesa de mantener viva la devoción hasta el próximo año.

Al retornar a su santuario, la Virgen de África fue recibida con renovadas muestras de cariño y respeto. La imagen sagrada, ahora de vuelta en su hogar, seguirá siendo faro de esperanza y guía espiritual para todos los ceutíes, quienes saben que bajo su manto protector, la ciudad de Ceuta siempre encontrará amparo y bendición.

Esta procesión, más que un simple acto religioso, se erige como un testimonio de la inquebrantable fe de un pueblo que, año tras año, renueva su devoción y amor por la Virgen de África. En cada paso, en cada canto, se reflejan siglos de tradición y fervor, que hacen de este evento una celebración única y profundamente significativa para todos los habitantes de Ceuta.