No todos son malos, señores

Historia de un “peligroso niño inmigrante”.

Las cosas de la Perla Pedro Duarte
photo_camera Las cosas de la Perla, de Pedro Duarte

Hércules: Hola, bella ninfa.

Calipso: Hola muchachote, ¿corriste la Cuna de la Legión?.

Hércules: Ya no estoy para trotes, pero muy ambientada la Ciudad, esto es lo que necesita, eventos como este.

Calipso: Yo la seguí tomando café en la terraza de la Glorieta de Carlos y Sandra.

Hércules: Buen sitio para pasar una tarde de lujo. De ahí tengo una bonita historia al hilo de “los peligros” que algunos políticos achacan a los inmigrantes, los MENAS.

Calipso: Cuenta, cuenta.

Hércules: Conocí a “un peligroso niño inmigrante marroquí” con una bella historia, Mounir se llama y su historia es la de muchos niños del vecino país que buscan un mundo mejor.

Calipso: De esos que dicen ponen a nuestra sociedad en peligro?.

Hércules: Sí, pero si nos paramos a conocer sus historias personales, observamos el daño que el racismo y la intolerancia hacen a estos niños.

Calipso: Pero, ¿quien es Mounir?, que me tienes en ascuas.

Hércules: Venga, ahí va. Mounir es de Tánger, de una familia humilde de las que procurar la comida de sus hijos es su prioridad. Alguna vez pudo visitar la ciudad y desde entonces entendió que si no venía en busca de la formación que en Tánger le negaban y nunca tendría, su futuro sería incierto.

Calipso: Entiendo, en esa situación porqué abandono su país y a su familia y ¿cómo vino a Ceuta?

Hércules: Te cuento y lo entenderás. Con trece años Mounir vio que su formación escolar y su posible salida laboral tenia un futuro incierto y haciendo uso de su pasaporte con visado, su padre lo consiguió para una visita a Ceuta, se presento solo en la Ciudad y tras varios días deambulando por las calles, lo localizó la policía y lo llevó al centro La Esperanza de San Antonio.

Calipso: ¿Y lo devolvieron a Marruecos?

Hércules: No, puso los “medios" para evitar eso, aparte que las leyes nacionales e internacionales lo amparaban, solo pretendía tener la formación que su país le negaba .Lo escolarizaron en el ‘Luis de Camoens’ y realizó la Secundaria, siendo un alumno muy disciplinado, se terminó de formar a base de cursos, dirigiendo su formación a la hostelería.

Calipso: Pero el mercado laboral está muy mermado para la juventud y si eres inmigrante más.

Hércules: Así es, pero este joven lucho por conseguir lo que soñó al salir de su hogar, al otro lado de la frontera, formación y trabajo y ser útil al país que le acogió.

Calipso: ¿Y?

Hércules: Que tras trabajar en dos afamados locales de hostelería, tutelado por Sandra, ligada a Cruz Roja y dueña con Carlos que fueron de la Cafetería Jauja, emprendió una aventura laboral como camarero en esa cafetería, haciéndose querer por su trabajo, educación y humildad por sus compañeros y los clientes del local, ganándose la total confianza de sus jefes y convirtiéndose en pieza fundamental de la empresa. Cerrado ese local, sigue ligado a sus mentores en su nuevo negocio de La Glorieta en Ceuta Center donde sigue aumentando el cariño y aprecio de la clientela de su actual trabajo.

Calipso: Pero puede dar la impresión de que lo tuvo fácil para acceder a la Ciudad.

Hércules: Así puede ser, pero en su desarrollo personal tuvo la dificultad de cualquier niño inmigrante, sea cualquiera que sea su forma de arribar a suelo caballa, al igual que Mounir, solo necesitan, una vez acogidos, brindarles las oportunidades de estudios y formación que el tuvo. Que hay ovejas negras, pues sí, como las puede haber en cualquier centro escolar o barrio de España.

Calipso: Entonces me das a entender que debemos acoger y formar a niños de otro países?

Hércules. No es eso, la situación ideal sería que su país les diera la atención y la formación que aquí buscan, pero una vez estén en esta Ciudad, no se puede volver la vista atrás y hay que atenderlos como niños que son, no olvides que los dos somos inmigrantes de otro país y nos ha acogido esta bella Ciudad con cariño y ocupamos unos sitios privilegiados.

Calipso: Eres muy atrevido al contar esta historia vista la marea de opinión que se ha instalado en la sociedad contra estos niños.

Hércules: Solo pretendo contar una historia personal que demuestra las verdaderas intenciones de la mayoría de estos niños al cruzar la frontera y que piensen que detrás de cada uno de esos niños puede haber un MOUNIR.

Calipso: Pues espero que entiendan porque te atreves a contar esta situación personal y se acabe con la criminalización de estos niños que no son más que eso, NIÑOS. Si no conocemos sus historias y sus vidas, es muy perverso juzgarlos.

Hércules: Pues ya que conoces la historia de Mounir, quedamos un día a tomar café en La Glorieta y le conoces personalmente.

Calipso: Venga, quedamos y así le conozco.


Nota del autor: con esta historia real no quiero justificar nada, solo es una historia real para que cada uno saque sus conclusiones. Hay muchos ‘Mounir’ por el mundo y no se pueden criminalizar a todos ellos por la actitud fuera del orden de unos pocos. Como digo, SON NIÑOS.

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