Hadú en declive: de un mercado fantasmal al cierre de comercios y bares

Hadú, una de las barriadas más grandes y antiguas de Ceuta, ha sido testigo de muchos cambios a lo largo de los años. Esta zona, que ha sido históricamente un lugar de encuentro, comercio y vida comunitaria, ha experimentado en los últimos años un declive preocupante. La falta de inversión en infraestructuras y una rehabilitación integral prometida pero sobre la que no hay novedades han puesto de manifiesto el abandono del barrio y el futuro incierto de quienes tienen en él su modo de vida

 

Mercado de Hadú
photo_camera Mercado de Hadú

La transformación de Hadú, de ser un barrio próspero y lleno de vida a un lugar que parece estar cayendo en el olvido, es un reflejo del abandono institucional que sufren sus vecinos. Y es que no hace tanto, Hadú, como muchos ceutíes recuerdan, era considerado el segundo centro de la ciudad, un barrio lleno de actividad, donde la vida comunitaria y el comercio florecían. El mercado local, los bares, y las pequeñas tiendas eran el alma del barrio. Un mercado lleno, en el que, tal y como recuerda Hamido Abselam 'Frugui', presidente de la barriada, “hace unos años era imposible entrar al mediodía”, una situación que contrasta con la actual, en la que apenas uno de los dos laterales de la infraestructura sigue funcionando.

El declive del mercado

Hoy el mercado presenta un aspecto casi fantasmal y cualquiera que pase por sus instalaciones puede comprobarlo. Desde la barriada, ha explicado su presidente, se ha pedido en no pocas ocasiones a la Ciudad que se tomen medidas para revitalizarlo e incluso que se traslade a la antigua Iguana -frente a la Comandancia de la Guardia Civil y al lado de la residencia del comandante general- sin que la administración haya respondido a sus reclamaciones. El declive del mercado es solo un síntoma del deterioro general que sufre Hadú, un barrio que, a pesar de albergar a una parte significativa de la población ceutí, el barrio y sus zonas aledañas suponen cerca de un tercio de la población de la ciudad, no recibe la atención necesaria, más allá de anuncios grandilocuentes de actuaciones que acaban cayendo en el olvido.

Otro símbolo del declive de Hadú es el cierre masivo de bares y locales comerciales. De los 35 bares con que contaba la barriada, apenas quedan tres.. Este fenómeno no solo afecta la vida social del barrio, sino también su economía. El cierre de estos establecimientos ha llevado a una disminución en la actividad comercial y ha dejado a muchos vecinos sin opciones de ocio y socialización. Este hecho, combinado con la falta de inversión en infraestructuras, ha contribuido a incrementar la sensación de decadencia en un barrio que alguna vez fue un punto de referencia para toda la ciudad.

Los problemas de aparcamiento también reflejan la falta de planificación y atención por parte del Gobierno de la Ciudad. En un barrio tan densamente poblado como Hadú, la escasez de espacios para estacionar se ha convertido en un problema crónico. "La gente aparca donde puede", incluso en lugares no habilitados, explica el presidente de la barriada, lo que, finalmente, acaba generando problemas de tráfico y conflictos de forma habitual. Las solicitudes en este sentido han sido también continúas, sin que el Ejecutivo haya tomado medidas para solventar la situación. Una falta de respuesta que acaba generando frustración en unos vecinos que viven en sus propias carnes en la "Ceuta de las dos velocidades", una expresión que no gusta nada al Gobierno, y especialmente al consejero de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos, Alejandro Ramírez, pero que resume a la perfección la situación de las barriadas de la periferia, incluso de una tan grande y relevante como Hadú.

La reapertura de la Iglesia de San José, para septiembre

Iglesia de San José
Iglesia de San José

Una frustración a la que se suma la falta de avance en otras actuaciones que son claves para los vecinos, como la que se está desarrollando en la Iglesia de San José, después de que se desprendiera parte del techo de la misma, Frugui insiste en que quiere que “nuestra iglesia, la de San José, vuelva a abrir en septiembre”. Una reapertura ante la que no oculta su escepticismo, “dicen que sí, que así será, pero se ve poca actividad”, fruto de la experiencia y el incumplimiento de promesas por parte de un Gobierno de la Ciudad que aún no ha informado a los vecinos de las obras de rehabilitación anunciadas en mayo y respecto a las que, hasta el momento, explican los propios vecinos, no se percibe ningún paso.

Una actuación clave para que un barrio que ha sido un pilar de la vida ceutí durante años pueda a comenzar a recuperar su vigor y Ceuta no pierda una parte importante de su esencia y su identidad.