Ceuta, con otros ojos

Ceuta, vista con los ojos de Ariel Romero

De Uruguay a Ceuta, pasando por Murcia. El fútbol trajo a la ciudad a este hombre sencillo y directo, que señala que «lo más bonito que tiene Ceuta que es la cercanía»

Ariel Romero
photo_camera Ariel Romero

Se dice que los uruguayos son sencillos, honestos, serenos y, en definitiva, buenos y a diferencia de sus vecinos argentinos, con fama «egocéntricos y gritones», el uruguayo cultivó «desesperadamente» una imagen de persona «mesurada y tranquila», como señaló a BBC Mundo el historiador uruguayo Leonardo Borges.

Una generalización pero que tiene sus raíces en elementos reales de la historia y presente sociocultural del país. Con sus 3,4 millones de habitantes, Uruguay es el segundo país más pequeño de Sudamérica después de Surinam. No en vano sus habitantes le llaman cariñosamente «el paisito». Y del amor a lo pequeño, a las cosas de 'pueblo', es lo que hace que, el protagonista de Ceuta en +, Ariel Romero ame Ceuta, «pequeña, dulce y marinera».

La historia de Ariel con Ceuta nació en el siglo pasado y muchas cosas han cambiado desde entonces. «Desde que llegué a Ceuta» hace ya casi 30 años «el cambio que ha dado la ciudad es como comparar a dios con el diablo», apunta Ariel, que tiene frases hechas para casi todo. «El cambio ha sido radical. La Ceuta de hoy no se parece en absoluto a la de hace 27 años. La han embellecido». Uno de los recuerdos que le llegan a la mente a este uruguayo, cuando piensa en su llegada a Ceuta, «con un desconocimiento total y llegué aquí, como le ha pasado a más de un 'tarado' que pensaba que había elefantes, leones y jirafas». Ariel no llegó a ese extremo pero el desconocimiento total de la ciudad le hacía pensar «¿dónde me he metido?».

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La relación de Ariel con el fútbol ceutí ha sido notoria

Llegó en uno de aquellos buques lentos, de los que desprendían un olor a gasóleo que se te quedaba en la ropa y Romero se pasó dos semanas con la idea de querer marcharse «cada día» y las sensaciones eran «raras». Pero una vez dejó atrás ese olor a gasóleo, sobre la tercera semana, empezó a oler «lo más bonito que tiene Ceuta que es la cercanía».

«Todo el mundo me conocía» y ese todo el mundo nacía de los seis conocidos de Ariel pero que resultaba que todos se conocían entre todos y el círculo de Ariel Romero en Ceuta empezó a expandirse. Era el portero del Ceuta y hace casi tres décadas, las relaciones personales eran diferentes. «Éramos muy cercanos al que aquí, de la casa, de conocer a las familias, las raíces. Fue precioso».

Con el paso del tiempo, aquella Ceuta también cambió, a ojos de Romero, en lo estético. «De unos quince años a aquí, se empezó a poner la ciudad un poquito más linda. Y Ceuta es muy bonita».

Ariel fue uno de los artífices del ascenso de la Agrupación a Segunda División B, del que se han cumplido 25 años y con los compañeros de aquel magnífico equipo, y con los aún mantiene contacto, les insta a visitarla «porque la Ceuta que ustedes dejaron no se parece a la de hoy».

Ariel
Ariel es un bromista y cuando le pedimos una foto bonita, ésta es la que recibimos

Con 25 años de por medio, para aquel portero uruguayo que había llegado a Ceuta, con reticencias, para cumplir un sueño y consiguiendo el objetivo, en la actualidad ve una Ceuta «rica y feliz» pero «en los últimos tiempos, ha cambiado. Todo iba maravilloso. Lo de fuera no nos afectaba», pero la realidad alcanzó a Ceuta y «nos estamos encontrando con negocios, pequeños y grandes, cerrados».

Pero con todo, lo bueno pesa más que lo malo en el bagaje de Ariel. Desde que llegó a Ceuta, ha conseguido «amigos que son familia, en un entorno familiar con el respeto a la persona». Ha dejado de ser el futbolista para ser sólo Ariel, el hombre sencillo, simpático y sin pelos en la lengua que se precia de no «deber nada a nadie», reinventándose a cada giro del destino. «Me siento bien siendo uno más», sin florituras.

Ariel Romero, el portero que colgó las botas en Ceuta, ahora quiere ser sólo Ariel, él que tiene un carrillo en Parque Ceuta, que ya tiene raíces en Ceuta aunque «su casa» sigue estando en Uruguay. «Soy uruguayo hasta la médula, pero me encanta lo que encontré aquí. Me han tratado muy bien» pero como el ceutí que se va a vivir a San Sebastián que no deja de ser de Ceuta, «pues yo no dejo de ser de Uruguay» sentencia Blas Ariel Romero Carro.