No habría feria sin atracciones, patatas asadas, gofres o buñuelos, pero tampoco la habría sin las tradiciones propias de Ceuta, esas que, cada curso -pandemias aparte- dan forma (y sentido) a nuestras siempre acogedoras Fiestas Patronales. Aunque la lista es extensa, siempre hay dos que, por su solo arraigo, destacan muy por encima del resto: la ofrenda floral a la Virgen de África -la razón de ser del vigente período festivo- y el homenaje a las casas regionales.
Más que en una costumbre, lo de recibir a los principales cabezas visibles de las distintas entidades denominación caballa que hay desperdigadas por toda la geografía nacional se ha convertido ya para Juan Vivas en toda una norma, una ineludible por todo lo que esta entraña. Lo saben quienes gestionan estas mismas entidades, pero también el propio Vivas, quien, a sus 71 años de edad, sigue entregado y sin desfallecer a agasajar a todo aquel que, motu proprio, se afana por proyectar la imagen de nuestra salada tierra allende nuestras fronteras.
No hablamos de un grupo de turistas venidos de Dios sabe dónde; no hablamos, ni muchísimo menos, de un colectivo de tres al cuarto: hablamos de quienes, según el propio presidente de la Ciudad, han asumido voluntariamente el dificultoso rol de "embajadores de Ceuta", esos que la representan y miman allá donde, p
or circunstancias de la vida, les ha tocado vivir. En esta ocasión, la expedición de "embajadores" la han constituido nuestros compatriotas de Algeciras, Alhaurín de la Torre, Barcelona, Melilla y Sevilla.
Vivas, que presume de tener "cierta edad" cada vez que ve el hueco, cree que, por más que pase el tiempo, el día en el que el Gobierno -su Gobierno- homenajea a las casas regionales es siempre "un día muy especial". Pleno sabedor de que, en muchos casos, las distancias son kilométricas, el jefe del Ejecutivo local considera que "es muy de agradecer" que los máximos responsables de las agrupaciones ceutíes cumplan con su "cita anual" para "rendir tributo a la patrona".
Según Vivas, "Ceuta es concordia, encuentro y fraternidad". Lo es la ciudad en sí (y sus gentes), pero también su Alcaldesa Perpetua, a la que el presidente atribuye el estar constantemente "mirando al resto de España". A ella y "a quienes defienden el nombre de Ceuta desde la otra orilla", caso de quienes integran las distintas casas regionales.
A juicio del alcalde, todos cuantos se encargan de difundir la cultura y el acervo caballas al otro lado del charco son "un ejemplo de cariño a nuestra tierra". Lo son por la sencilla razón de que estos generan -en palabras de Vivas- "corrientes de simpatía y de afecto hacia la ciudad".
Vivas tiene claro que, "muchas veces, Ceuta no es lo suficientemente bien conocida", de ahí que crea que "la labor de nuestras casas regionales es fundamental". "Ceuta es pequeña", sí, pero lo es "solo en tamaño". En todo lo demás, nuestro más longevo mandatario opina que "Ceuta es muy grande". Lo bueno para aquellos que no han tenido la dicha de nacer aquí es que, "para ser de Ceuta, lo único que hace falta es querer a Ceuta".
Tan tradicional es recibir a las casas regionales como entregar a cada una de ellas su correspondiente -puede que también merecida- placa conmemorativa, esa que atestigua que sus jerarcas no han fallado a esa "cita anual". Tras dedicar un espacio de tiempo específico a la Casa de Melilla por haber cumplido un cuarto de siglo de gloriosa vida, Vivas ha puesto el broche a la cita como acostumbra a hacer cada curso: con un "'¡Viva Ceuta!".
