Policía Local y Educación Social, dos caras de la misma moneda

Los nuevos inspectores del cuerpo municipal, José Jaime Cabanillas, Jefe de la UPAC y Manuel Benítez, Jefe de la Unidad de Grupos Especiales, han ofrecido un seminario en la Universidad para acercar el instituto armado a los futuros educadores sociales. 

 

 Los nuevos inspectores de la Policía Local, José Jaime Cabanillas, Jefe de la UPAC y Manuel Benítez, Jefe de la Unidad de Grupos Especiales, junto a los futuros educadores sociales
photo_camera Los nuevos inspectores de la Policía Local, José Jaime Cabanillas, Jefe de la UPAC y Manuel Benítez, Jefe de la Unidad de Grupos Especiales, junto a los futuros educadores sociales

La Policía Local hace mucho más que "poner multas" o "regular el tráfico". El seminario organizado por la Universidad de Granada en Ceuta esta mañana pretende acercar la figura de los agentes de la autoridad y funcionarios públicos y su vinculación a la educación social, echando por tierra los mitos sobre el cuerpo. Los futuros educadores sociales han sido los protagonistas de una mañana en la que han entrado al Salón de Grados llenos de dudas y salido llenos de certezas y confianza renovada en las autoridades.

Todo comenzó con una noticia de prensa en la que felicitaban el ascenso José Jaime Cabanillas y Manuel Benítez, los nuevos inspectores de la Policía Local, que ejercen como Jefe de la UPAC y Jefe de la Unidad de Grupos Especiales respectivamente, pero son también educadores sociales. Suman entre ambos más de medio siglo de experiencia, lo que los convertía en los ponentes perfectos para desentrañar los problemas sociales de la ciudad, sus protocolos de actuación y las posibles políticas de mejoras.

Su trabajo, han recordado, tiene muchos puntos en común con el que ejercerán los jóvenes que esta mañana han acudido al seminario: "Las similitudes son importantes, trabajamos mano a mano con los ciudadanos". Por la situación geográfica de la ciudad autónoma, han puesto de relevancia el tema de los menores, que "es importante".

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"Sigue habiendo muchos menores que están en la calle cuyos derechos se están vulnerando y el tema necesita más importancia", ha considerado Cabanillas. Benítez, de acuerdo con su compañero, ha aludido a la labor fundamental de los educadores tanto al hablar de los niños de la ciudad -entre los que es habitual el absentismo escolar- y el "problema añadido" de los extranjeros en una localidad fronteriza. "Vienen en situaciones brutales, podéis pensar que los metemos en un coche para quitarlos del medio", pero "eso no es así", han explicado. "El interés del menor prevalece por encima de todo y necesitan en muchos casos una exploración medica, ropa o un techo". Ellos, sin embargo, en ocasiones no quieren, por lo que el trabajo de los agentes se complica.

Ayer mismo encontraron a un menor en el Puerto -perteneciente de la Asociación Engloba- que dormía en un coche. Los jóvenes han actuado de abogados del diablo y empatizado con los chavales que "solo quieren irse" o "piensan que les van a pegar". Ahí, han insistido los policías, es "fundamental" que entren en juego los educadores sociales. 

"Hay casos y casos". Benítez, emocionado, ha recordado uno "especial" de "hace mucho tiempo", el de Hassan, un menor que logró ser acogido por un matrimonio de médicos en el Hacho. Allí tuvo una educación que le ha permitido hacerse médico en Madrid, donde tiene una familia. "Una oportunidad de vida que ha sabido aprovechar".

La "mecha corta" de la juventud, dentro y fuera del cuerpo

La cercanía de la Policía Local hace el roce con la ciudadanía, y los estudiantes son conscientes de que la juventud ceutí "tiene la mecha corta" y han expresado la necesidad del cuerpo de acercarse "de otro modo" a un colectivo que en Ceuta es mayoritario. "Todos los menores coinciden en que se les habla con prepotencia y chulería", han comentado sobre el tema. Desde el punto de vista de los agentes, de acuerdo con el de los universitarios, impera el "respeto", pero también la "pedagogía" en su hacer. "Lo entiendo perfectamente, yo al mayor delincuente del mundo le hablo de usted", ha indicado Cabanillas.

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No solo pasa con los jóvenes fuera del cuerpo, también dentro. Esa "mecha corta" es para todos. Como tutor dentro de la academia, Benítez es el primero en pedir a sus discípulos que se "quiten la chaquetita de las dos haches" para ponerse "la de las tres": "honradez, humildad y honestidad". El uniforme, ha asegurado, no cambia personalidades pero sí hace a quien lo porta partícipe de "otro mundo".  Parte desagradable de su trabajo es abrir muchos expedientes disciplinarios dirigidos a agentes que han faltado a los principios básicos de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

"No pasamos por alto esas conductas", ha tranquilizado a los educadores, que son los primeros que no quieren "ovejas negras". Una tarea que no se ve, pero ha resultado "gratificante" para sus oyentes, ahora partícipes de esta realidad.

Las anécdotas personales y dudas sobre delitos como la trata o la prostitución -competencia del Cuerpo Nacional de Policía- también han salido en la conversación. Muchos han admitido desconocer el nivel de dramatismo al que se enfrenta la Local. Ayer mismo, un joven con problemas de drogadicción que se dedica al tráfico destrozó la casa de su madre, al cargo de otros tres niños que ha dejado en vilo a los educadores. "Nos habéis enseñado la otra cara de la policía", han agradecido.

Organización, sinergias y nuevas propuestas

El debate y acercamiento han sido posibles tras conocer en profundidad el funcionamiento de la Policía Local. Los inspectores, en este sentido, han comenzado por lo básico: la estructura de la administración local a la que pertenece el instituto armado. Mediante un organigrama Benítez ha desgranado la pirámide por la que se rige el Ejecutivo y las funciones de las consejerías, así como las maneras de acceder a un cargo dentro del funcionariado.

Le ha seguido Cabanillas, que ha zambullido a los oyentes en las tareas y agentes que componen las distintas unidades dentro de la Policía Local, desde la UIR, pasando por la USC, la UPAC -para él "la más interesante"-, Tráfico, o los Grupos Especiales y La Unidad Administrativa, todos ellos dependientes de un intendente y un superintendente.

"Por encima están los cargos políticos", ha detallado el inspector de la UPAC, cuya unidad se encarga, sobre todo, de patrullar las barriadas y que "la ciudadanía perciba a la policía de manera cercana". ¿Cómo? "Con un enfoque proactivo": analizando y conociendo la realidad social para "tratar de solventar los problemas antes de que se planteen".

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Sin ir más lejos, dentro de esta unidad se encuentran los 'Lobos', una pareja que patrulla en concreto en el Príncipe, para la que los educadores sociales han propuesto el acompañamiento de un civil. "¿Y cómo lo podemos crear?", han preguntado. Los municipales han mostrado su apoyo a la idea y dirigido a los jóvenes a las instituciones.

Dentro de la UPAC, ha abundado el inspector Cabanillas, está otro de los grupos más especializados del cuerpo, la Unidad de Violencia de Género, que solo en Ceuta protege a 150 víctimas de riesgo bajo o no apreciado entre tan solo cuatro funcionarios. Unas cifras que han sorprendido a los futuros educadores sociales. "Se gastan millones y cada vez hay más víctimas, algo no está funcionando", han lamentado los funcionarios.

La UIR, la más reciente incorporación del instituto armado, aglutina varios grupos que hasta el pasado octubre se encontraban diseminadas, como el GOA, que lo mismo hace un informe de una obra ilegal, como la instrucción de delitos medioambientales, una tarea que hasta el momento desempeñaba el Seprona.

También forman parte de la unidad la Sala de Comunicación -"al que hay quien llama para saber qué farmacia está de guardia"-  "el pulmón" de la Policía Local. "Hemos tenido llamadas de personas que quieren saltar de una ventana que hemos podido evitar hasta que las unidades han llegado al lugar", ha contado el inspector jefe Benítez, jefe de la Unidad.

El paradero de personas desaparecidas, la localización de familiares que buscan a sus parientes desde el otro lado de la frontera es otra de las tareas que en muchas ocasiones pasan desapercibidas y que tornan suma importancia en una ciudad fronteriza como Ceuta.