Qué hacer en una situación extrema. Cómo afrontar un riesgo cierto e inesperado. De qué manera reducir la posibilidad de adoptar una decisión equivocada para salir de un trance en el que la vida está en juego.
El coronel Alberto Ayora ha compartido este martes con el público que se ha reunido en la biblioteca «Adolfo Suárez» sus experiencias con el Grupo Militar de Alta Montaña. Ayora, a la sazón, presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, ha participado en numerosas expediciones internacionales y hollado las principales cordilleras del planeta, en muchas ocasiones con el programa de RTVE «Al filo de lo Imposible». El alpinista ha llegado a Ceuta para pronunciar la conferencia «Liderazgo y seguridad: del Karakorym a los campos de hielo» invitado por el club de montaña Anyera, que este año celebra su 25º aniversario.
«La seguridad es la consecuencia de tomar las decisiones correctas, pues en situaciones de riesgo no se puede fallar: en montaña siempre decimos que, por desgracia, los exámenes no se pueden recuperar», comenta Ayora a un grupo de periodistas antes del inicio de su charla.
Quien como él ha visitado algunos de los parajes más inaccesibles del planeta –el Atlas, los Alpes, los Andes, el Karakorum, la cordillera del Himalaya, Groenlandia, la Patagonia- no puede estar sino persuadido del valor que entraña la capacidad del individuo de conducir a lugar seguro a quienes te acompañan por los lugares más peligrosos . «A la hora de gestionar riesgos al frente de un equipo la principal herramienta, además de la cabeza, es la del liderazgo, la de la toma de decisiones para proteger al equipo», continúa Ayora.
El coronel recuerda sus peores trances –en uno de ellos perdió la vida un compañero- para rescatar los errores que pudieron cometerse y utilizarlos como vía de aprendizaje. «En todas estas malas experiencias se han cometido errores, obviamente, pero hay que aprender de ellos –asegura Ayora- Además, compartirlos, como hoy vamos a hacer aquí, es una de las cosas que te ayudan a superar situaciones de este tipo»
El alpinista lamenta la trivialización de la montaña que ha traído consigo la explotación comercial de territorios antaño vedados a los no especialistas y que a día de hoy, como sucede, por ejemplo, con el Everest, se han llegado a convertir en destinos turísticos. «Esto ha sucedido con las grandes montañas, lo que no ha hecho sino banalizar el medio: este tipo de turismo se está cargando el alpinismo, aunque, afortunadamente, en el planeta todavía quedan espacios para la aventura, para vivir la incertidumbre».
