El asesino del sacristán de Algeciras será juzgado por terrorismo en la Audiencia Nacional

La Sala de lo Penal rechaza la pretensión de la defensa de que el proceso contra Yassine Kanjaa se siga en la Audiencia Provincial de Cádiz

La Plaza Alta de Algeciras, escenario del crimen. Arriba a la derecha, Yassine Kanjaa
photo_camera La Plaza Alta de Algeciras, escenario del crimen. Arriba a la derecha, Yassine Kanjaa

Yassine Kanjaa, el yihadista que atacó y mató con un machete en Algeciras al sacristán Diego Valencia en enero de 2023, será finalmente juzgado por la Audiencia Nacional como autor de un delito de naturaleza terrorista. Así lo ha decidido la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que ha rechazado la declinatoria de jurisdicción planteada por la defensa. Según recuerda la resolución judicial, la cuestión planteada por la defensa  ya lo fue en dos ocasiones anteriores ante el juzgado de instrucción y en apelación ante la Sala de lo Penal y, en ambos casos, se confirmó la competencia de la Audiencia Nacional.

Al mismo tiempo, la Sala considera que la determinación de si Kanjaa estaba afectado por una enfermedad mental en el momento del crimen deberá dilucidarse en el juicio oral con la declaración del propio acusado, los testigos y peritos. «Si se enviara la causa a Algeciras, la Audiencia Provincial de Cádiz no podría juzgar los delitos de terrorismo calificados, viéndose afectado el derecho a la tutela judicial efectiva del Ministerio Fiscal», sostiene el tribunal.

 

Una jornada de conmoción en Algeciras

Según detalla el escrito de la acusación, el recorrido de violencia que Yassine Kanjaa cubrió el 25 de enero del año pasado arrancó en la iglesia de San Isidro, donde profirió amenazas contra los fieles mientras golpeaba una biblia contra un banco. Desde allí volvió a su casa donde tomó un machete que mantenía oculto bajo su cama.

Minutos más tarde, en la calle Cristóbal Colón, una estrecha vía que conduce a la zona baja de la ciudad, Kanjaa arremetió contra un hombre al que golpeó en una ceja mientras le mostraba su machete.

Fue un cuarto de hora más tarde cuando Kanjaa volvió sobre sus pasos y, de nuevo en el templo de San Isidro, donde irrumpió mientras se celebraba una misa y persiguió al sacerdote, al que atacó e hizo caer golpeándole con el machete en la nuca.

El relato del fiscal continúa minutos más tarde con el agresor camino de la iglesia de La Palma, situada en la céntrica Plaza Alta. En torno a las siete y media de la tarde, entró en el tempo y arremetió contra el sacristán Diego Valencia, que trató de huir hacia la calle. Kanjaa no dejó de perseguirle hasta que consiguió derribarlo, momento en el que le asestó dos golpes con el machete que le afectaron el cuello y la cabeza. Aquellas lesiones acabarían ocasionándole la muerte.

Perpetrado el ataque, continúa la Fiscalía, el acusado se dirigió a la Capilla Nuestra Señora de Europa, ubicada al otro extremo de la Plaza Alta, que encontró cerrada. En un momento dado, y abandonando el machete en el suelo, se hincó de rodillas, instante que aprovecharon dos agentes de la Policía Local para reducirlo.

«Había experimentado en los meses anteriores a la agresión un proceso de radicalización, asumiendo las tesis más rigoristas del islam, que defienden la incompatibilidad de esta religión con los principios y valores de otras religiones y la necesidad de actuar para favorecer su eliminación y la de los musulmanes que no siguen los preceptos de su religión», sostiene el fiscal en su escrito, quien atribuye a Kanjaa el propósito de causar la muerte al sacerdote atacado en San Isidro y al sacristán Diego Valencia y de «aterrorizar a los cristianos».

La Fiscalía también alude a los trastornos psicóticos de Kanjaa que podría afectar a «sus capacidades volitivas e intelectivas» que, en todo caso, insiste el escrito, no podían considerarse totalmente anuladas por su enfermedad.