La renovación de la Plaza Nicaragua, anunciada a bombo y platillo por el Gobierno de la Ciudad y uno de los "logros" de la Consejería de Fomento que, tras 20 años de reclamaciones vecinales, ha convertido un descampado en un parque moderno, se ha convertido desde su inauguración en una fuente de frustración para los vecinos de la zona. Así lo han transmitido en las últimas horas, señalando que, una vez inaugurada la plaza, ahora se enfrentan a los problemas de una gestión deficiente que acaban afectando a su día a día. Y es que no pueden negar que están mejor ahora pero se han dado de bruces con la realidad que rodea a todo lo que tiene que ver con el área de Fomento, dirigida por Alejandro Ramírez, y la dirección general de Urbanismo, en manos de Autora Visiedo y es que, explican, "la realidad es que, aunque el parque está hecho, ahora estamos viendo que necesita soluciones adicionales" y por más que las reclaman las mismas no llegan. Se trata de medidas básicas, como vallas "para asegurar las áreas peligrosas, ya que los niños pueden salir corriendo tras una pelota y acabar en una zona con grúas y basura", explican señalando un talud de unos 5 metros por el que una caída sería fatal.
La falta de un mantenimiento continuo es otro problema evidente, y eso también tiene que ver con la Consejería que dirige Ramírez, encargada de la limpieza. Las losetas porosas, diseñadas para evitar resbalones, se ensucian rápidamente y acumulan mugre, han señalado, para subrayar que "hay una persona que viene por las mañanas, pero es insuficiente. Esto necesita un servicio continuo de limpieza". No ayuda, tampoco, el incivismo de algunos usuarios, que dejan basura en plena plaza a pesar de tener contenedores cerca. "Algunos vienen, comen pipas y dejan todo tirado. Esto es un problema de educación, pero también de falta de vigilancia".
El tema del agua también ha sido un punto conflictivo. Los niños llenan globos de agua potable en el parque, algo que, aunque comprensible desde su perspectiva, es inapropiado. "Les explicamos que es agua potable, pero son niños y vuelven a hacerlo", comenta. Este comportamiento, junto con problemas de saneamiento, como la presencia de heces y orina en el parque, refleja la necesidad de una intervención más activa por parte de Servicios Urbanos.
La inseguridad se ha convertido en otra preocupación constante y la presencia de personas indeseables por la noche ha hecho que muchos vecinos, especialmente los mayores, se sientan inseguros en la plaza. "Por las noches, hemos tenido problemas serios, con gente merodeando hasta las siete de la mañana. Aunque el ayuntamiento nos escucha, las soluciones no llegan".
A pesar de las mejoras, la renovación de Plaza Nicaragua se siente incompleta. Las barandillas están rotas y aunque los locales multiusos acaban de ser entregados, dos meses después de la inauguración, todavía no cuentan con luz ni agua, lo que impide su uso pleno. "Nos han dado las llaves, pero sin servicios básicos no podemos hacer mucho", se queja un vecino, “faltan bombillas en el exterior, las columnas y partes de los muros están sin revestimientos…”, lo que pone de manifiesto que desde el área de Fomento se ha dejado de lado la que se ha vendido como una de las joyas de la corona de la legislatura.
Además de las preocupaciones ya mencionadas, la situación de las áreas verdes en la Plaza Nicaragua presenta otro conjunto de desafíos que están afectando la experiencia de los vecinos. Uno de los problemas más notables es la aparición de gusanos en el césped, un hecho que ha generado alarma entre los residentes. "Hubo un problema con el césped, aparecieron gusanos, pero ya lo han visto y han aplicado un tratamiento", explican. A pesar de esta intervención, persiste la preocupación sobre la efectividad de las medidas tomadas y si se mantendrán a largo plazo.
Aparte de la plaga de gusanos, hay extensas áreas del parque donde el césped está en condiciones deplorables. "Faltan zonas verdes en partes del parque, y esto no solo afecta la estética, sino también el uso del espacio por parte de los vecinos. Hay mucho verde, pero también muchas áreas a medio terminar", señala un residente.
Los vecinos han intentado abordar este problema contactando con la Consejería que dirige Ramírez, solicitando que se complete la plantación de césped y se mejore el mantenimiento de las áreas ya existentes. Sin embargo, las respuestas hasta ahora han sido insuficientes. "La persona encargada hace lo que puede con las herramientas que tiene, pero hace falta que Medio Ambiente intervenga de manera más decisiva. Hemos pedido plantas y más árboles, pero no han venido. No entendemos por qué", añade otro vecino.
El deterioro del césped y la falta de vegetación adecuada también representan un riesgo potencial durante las temporadas de lluvias. "Sin suficientes árboles y plantas para sostener el terreno, tememos que cuando llegue la temporada de lluvias, todo esto se venga abajo", advierte un residente. La falta de acción por parte de la Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos en este aspecto podría no solo deteriorar el parque, sino también poner en peligro la estabilidad del terreno y la seguridad de quienes lo utilizan.
La Plaza Nicaragua es un ejemplo de cómo una intervención municipal puede quedarse corta si no se gestiona adecuadamente. Los vecinos agradecen la renovación, pero siguen esperando que la Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos actúe con mayor rapidez y eficacia para resolver los problemas pendientes. El ritmo de la vida real rara vez se alinea con el de la burocracia, y Plaza Nicaragua es un claro testimonio de esa desconexión.
