Opinión

La frontera, ¿es necesaria para el globalismo?

Frontera de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Frontera de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)

Actualmente, desde la burocracia europea (que, por cierto, nadie ha votado), sometida a los intereses del gran capital sin control, que aglutina a un pequeño grupo de personajes (ancianos y multimillonarios) organizados en sus reuniones de Bilderberg y Davos, nos están bombardeando continuamente con sus ideologías globalistas. Con ello, pretenden acabar con los estados y sus soberanías nacionales, intentando dejar un mundo debilitado en regiones fácilmente manejables y dependientes de sus propios intereses espurio. Porque de esta manera, creen que podrán dirigir y someter la vida de los ciudadanos a su antojo. Y con esta finalidad nos imponen la agenda 20/30 que, nos empobrece a todos, haciéndonos esclavos de sus arbitrarias subvenciones para sobrevivir.

Por ello, no cabe duda que la velocidad y la extraterritorialidad que se pretende con la desaparición de las soberanías, basadas en un absurdo nomadismo globalizante, haciendo desaparecer las fronteras, generan nuevas formas de vida, al tiempo que pretende erigirse como el más sólido pilar para alcanzar el bienestar de las sociedades y sus ciudadanos en un futuro próximo (NADA TENDRAS Y... SERAS FELIZ (Sic.)). Filosofía, basada en que el gran capital subvencionara la pobreza del lógico instinto de supervivencia humano, eso sí...solo y siempre que se les mantenga en el poder (algo tan ansiado, tanto por el capital sin control, como por el trasnochado comunismo de izquierdas). ¡Vamos...clientelismo político...” EX OVO”!

Aquí es importante recordar la idea de Montesquieu, que comprendía que “Las leyes divinas se temen, mientras que las humanas solo se respetan”. (libro “El espíritu de las leyes”) Y en este punto, nunca olvidemos que las religiones son modelos de civilización, imposibles de integrarse con otras. Ya lo aviso el presidente francés en la década de los 90, François Mitterrand. ¡El problema del futuro próximo será la inmigración en Europa! Y en este punto, no debemos olvidar tampoco lo que Ortega y Gasset, escribía en su libro “La rebelión de las masas”, que consideraba que las fronteras se establecían para consolidar en un territorio un determinado sistema político, legalizando el concepto de “Imperium”, que, de forma indiscutible, autoriza a imponer y aplicar las leyes y costumbres sobre las personas que se encuentran dentro del mismo territorio. Por ello, la desaparición de fronteras tan deseada por estos buenistas seres de luz que desgraciadamente sufrimos, acuciara sin duda alguna, los problemas de convivencia entre personas con diferentes culturas y sobre todo de creencias religiosas. Máxime, cuando hoy día se están produciendo continuos desplazamientos territoriales de personas de forma masiva en cuanto a las causas que les obligan a realizarlas, y que están produciendo en los países receptores verdaderos fenómenos de desestabilización social.

Consecuentemente, aun cuando la Declaración de Derechos Humanos (art.13.2) recoge el derecho absoluto a la libre circulación, este anhelo que se realiza como un ideal a conseguir, se limita, reconociendo conscientemente los múltiples problemas que un reconocimiento sin límites implicaría a las naciones ya consolidadas por sus propias historias, “Se autoriza, legaliza y permite”, la posibilidad de limitar dicho derecho, mediante los denominados derechos instrumentales. Derechos instrumentales que se establecen para salvaguardar el Orden Publico, la Seguridad Publica y la Salud Publica de una determinada sociedad.  ¡Y esto es necesario para la pacífica convivencia territorial!

Al tiempo, el ingreso de España en la UE, exigía el compromiso de someter su política interna a las directrices de una política comunitaria, intentando acabar con la excesiva intergubernamentalidad de sus países miembros. Con esta finalidad de control, orden y legalidad, se firmó el Tratado de Ámsterdam, donde adquiriendo competencias, hasta entonces exclusivas de los estados miembros abrían la posibilidad de una política comunitaria común. Estableciendo en ella, como uno de sus mayores objetivos la integración de los residentes extracomunitarios. De esta manera, a nivel de la UE, el Parlamento Europeo (extremadamente sensible a la cuestión de emigrantes de terceros países), se sigue buscando sin cesar estrategias para la armonización de las diferentes condiciones estatales de entrada, residencia y acceso al mercado laboral, sin dar hasta el día de hoy solución alguna a este deseo.

Más, aparece así otro de los factores clave en el control de la extranjería como lo son “Las fronteras exteriores”. Fronteras que desde hace tiempo se cuestiona su utilidad, máxime ante las dramáticas noticias de continuas avalanchas de inmigrantes en nuestras fronteras del sur de Europa de Canarias, Ceuta y Melilla.

Por ello, partiendo del verdadero sentido que supone la finalidad de una frontera, es decir: “Consolidar un determinado sistema político en un concreto territorio”, debemos determinar que, las mismas son imprescindibles si se pretende defender y controlar el mismo. Así, la desaparición del control fronterizo permitiría un drástico agravamiento de los problemas. Es por tanto la actividad de control sobre la inmigración legal, garantizando su entrada de forma pacífica y legal, al tiempo de la actividad defensiva ante la entrada ilegal de inmigrantes no autorizados, lo que da sandio a la existencia de la frontera. Pero, mientras esto sucede, en Europa el acceso al mercado laboral hace que el extranjero siga siendo observado casi con exclusividad respecto a su cualidad económica, (pagaran nuestras pensiones dicen...je.je.je..., por lo pronto, nosotros les estamos pagando sus pensiones).

Y ya terminando. Con esta filosofía se promulgó la primera ley de extranjería 7/85 de espíritu eminentemente policial. Ley que pronto quedaría obsoleta, ya que al cambiar el sentido inmigratorio (que no migratorio) nos transformó en país receptor, mostrándonos que además de no ser eficaz el control del flujo migratorio, tampoco garantizaba los derechos y libertades de los extranjeros legales en España. Y con un sentimiento de histeria que, parece ser los que han forzado continuamente a una legislación de urgencia se dictaron complejos articulados normativos. que, alterando todo tipo de normalidad jurídica, favorecen interesadamente los efectos “Llamada “a la inmigración ilegal, debilitando la defensa en el control de nuestras fronteras terrestres. Y así se deben entender las posteriores reformas del 2000, 2003 y 2009, que solo han aumentado las garantías de los ilegales ... ¡Nada más! 

Pero en nuestra ciudad, como región fronteriza que, proporciona mano de obra, vive una realidad económica débil a causa de la frontera que, constituye un obstáculo entre los estados. Porque, aquí, los trabajadores fronterizos deben hacer frente cotidianamente a normativas diversas, y que esta diversidad de disposiciones jurídicas y administrativas entre el país de residencia y el país de trabajo, hacen que nuestros centinelas fronterizos, vivan difícilmente con algo peculiar que en otros lugares no existe. ¡En fin...! que son, conforme a lo anterior, razones de control, orden y legalidad, las premisas que deberían dirigir toda política que se realice sobre la frontera y la extranjería, y no parece que sean estas las que se están produciendo, dejando que el globalismo, apoyados por los seres de luz buenistas, siga imponiéndose en nuestras vidas. ¡Y esta es, por desgracia, la realidad que observamos! ¡Así, que seguid atacando a nuestros centinelas fronterizos, absurdos seres de luz que, así os ira también a vosotros!