Editorial

PSOE y PP: La ruptura que cambió el panorama político en Ceuta

La negativa del PSOE nacional a pactar con el PP en Ceuta marcó el inicio de una serie de eventos que desmoronaron el liderazgo de Juan Gutiérrez. Desde la municipalización de los servicios públicos hasta la dimisión de Gutiérrez, repasamos los momentos clave de este agitado año político

Un año ha pasado desde que Ceuta se convirtió en portada de toda la prensa nacional y en protagonista de los informativos de radio y televisión por el terremoto político que se desencadenaba con el comunicado del PSOE que subrayaba que no habría ningún pacto de Gobierno con el PP.

Fue un viernes y Vivas había asegurado durante la mañana que el documento que rubricaría las bases del acuerdo de gobierno ''en coalición'' estaría sobre la mesa en los meses de septiembre y octubre. Unas declaraciones realizadas en Ceuta pero que no tardaron en generar la reacción inmediata de la dirección nacional del PSOE en la que se hacía explícita su negativa a alcanzar ningún acuerdo con el PP. Gutiérrez había trazado un plan que no contaba con el visto bueno de Ferraz, las pruebas eran claras.

El PSOE de Ceuta (el de Gutiérrez) buscaba un Gobierno de coalición -que tuvo a cierto personaje de Delegación, ejerciendo de fontanero con Vivas, con un abogado ya conocido-, mientras que la dirección nacional había señalado que vetaba cualquier acuerdo con el PP. Y tras lanzar la piedra, el exsecretario general de los socialistas ceutíes, escondía la mano y colgaba el cartel de 'cerrado por vacaciones'.

Una situación inédita que, como soplar un castillo de naipes, se empezó a desmoronar el 'imperio' de Juan Gutiérrez, que no supo cómo enmendar el entuerto. Pasó agosto y con él, el verano. Arrancó el curso político y una de las reivindicaciones históricas de los socialistas: la municipalización de los servicios públicos, en este caso, el de la limpieza, cobraban protagonismo.

Hubo reuniones y más reuniones, entre Fomento y los delegados sindicales de TRACE. Había muchas aristas que pulir, pero nadie pensó que una de ellas iba a estar en el seno del Grupo Parlamentario Socialista. Gutiérrez no iba a dar su voto a la gestión directa del servicio. El motivo no era otro que su puesto, como encargado general en TRACE, era incompatible con el de cargo electo en la Asamblea. Lo que pasó después ya es historia conocida. Gutiérrez se vio forzado a dejar su cargo como diputado y más tarde, como secretario general, llevando al PSOE a estar regido por una Gestora, que tras el verano convocará una Asamblea Extraordinaria de la que saldrá un nuevo secretario, o secretaria general.

De aquellos barros, estos lodos y lejos de alejarse de la escena política, dicen que el exsecretario está por detrás, manejando una estrategia en el que el engaño, con desvío de atención a lo que realmente importa, podría estar presente, ayudado por su fontanero de cabecera.