Ceuta está a tiempo de coger el tren del turismo inteligente; solo hay que "aprovechar el camino abierto por otros"

"Formación" y "colaboración"; no hay otra. Esos son los pilares sobre los que, según los más entendidos, ha de sustentarse el llamado 'turismo inteligente', una modalidad turística que, a pesar de haberse puesto de moda a remolque del auge de las nuevas tecnologías, sigue siendo una gran desconocida ya no solo para la gente de a pie, sino, también, para los propios operadores y empresarios del sector.

"¿Alguien sabe qué es exactamente el turismo inteligente?", lanzaba a los cuatro vientos Javier Sánchez García en el marco de la segunda jornada de ponencias del Foro Económico Español. Nadie del público levantaba la mano; ni una sola respuesta. La falta de conocimiento, además de generalizada, es palpable. Casi igual de palpable (si no más) son los beneficios -económicos y vitales- y que reporta dicha modalidad. Ya no es que sean muchos, es que, a juicio de Sánchez, "son todos".

¿Qué hay de Ceuta? ¿Vive el caballa medio en una ciudad de esas a las que el turismo moderno ha bautizado como 'smart cities'? Parece que, de momento, no. A juicio de Sánchez, "estamos aún en un período muy embrionario". La Perla no es la única que está en pañales; hoy por hoy, son "muchos" los destinos que están corriendo la misma suerte. Para avanzar, hace falta una cosa: "Muchísima formación". Eso y, sobre todo, "contar en qué consiste el turismo inteligente".

Sánchez sostiene que la modalidad turística que nos ocupa constituye "un tren que ya se ha puesto en marcha en el resto de Europa". "Si no nos decidimos, va a llegar un momento en el que no podremos subirnos a él", advertía el gestor, que tiene claro que el turismo inteligente no se reduce, en exclusiva, a "una cuestión de tecnología". Lejos de ello, el empresario cree que existen "cinco criterios básicos", a saber: "Digitalización, constante innovación, sostenibilidad, accesibilidad y gobernanza".

Por fortuna para el tejido productivo local, Ceuta tiene en quién fijarse. Sevilla, potencia turística donde las haya, cuenta ya con entidades especializadas en la materia. Una de esas entidades especializadas es la llamada 'Smart Tourism Office'. Al frente de uno de sus departamentos está Federico Rollán, cuyo principal rol dentro del organigrama de la institución pasa por "mejorar" tres aspectos: "La calidad de vida del residente a través del turismo, la experiencia del turista y la competitividad de las empresas". Si parece complicado es, justamente, porque lo es: "Es algo muy difícil".

Rollán creó la oficina en el año 2021 con el firme propósito de "conocer la realidad del turista". Para ello, el operador y sus socios idearon determinados "indicadores" con los que conocer, por ejemplo, "cuánta gente usa los autobuses". Y es que, a diferencia de lo que ocurre, sin ir más lejos, con la ocupación hotelera, no hay cifras -no oficiales, al menos- sobre el número de turistas que utilizan determinados servicios en las grandes urbes españolas.

Uno de los principales problemas tiene que ver con la proliferación de viviendas de uso turístico, circunstancia que ha desatado una creciente oleada de 'turismofobia' que, hasta la fecha, ha resultado en alguna que otra manifestación vecinal. En un intento por atajar la problemática de raíz, la oficina que comanda Rollán ha iniciado en la capital hispalense "un estudio sobre cómo se están ofertando esas viviendas". Por ahora, ya se ha puesto en marcha "un proyecto piloto en el barrio de Santa Cruz" en lo que, para el moderador del debate que ha propiciado la elaboración de este escrito, constituye -en tono de broma- algo así como "un gran hermano turístico". La conclusión es una y solo una: "Hay que regularlo todo con cabeza".

 

Lo que también han de hacer los empresarios es adaptarse al constante cambio tecnológico. Hoy por hoy, el turista promedio no busca en Internet información sobre su destino tal y como lo hacía antaño. La proliferación de herramientas de inteligencia artificial tales como ChatGPT ha abierto en el sector un nuevo paradigma. En este sentido, Álvaro Carrillo de Albornoz, director general del denominado 'Instituto Tecnológico Hotelero', considera que, de aquí a poco, "los jóvenes van a ver Google como una máquina antediluviana".

En opinión de Carrillo, "hemos pasado de buscar en Internet a hablar con Internet". Ya no es solo ChatGPT: está Alexa, está Siri, está el asistente de Google Now... Todos ellos, en suma, están "están cambiando totalmente la manera en la que compramos y en la que buscamos destino". La pregunta es: ¿qué han de hacer los operadores para salir en las búsquedas? Lo primero, según el máximo responsable del ITH, es "saber por qué no vienen los turistas". "Hay que saber por qué la gente te busca y luego no acaba yendo", incidía.

Carrillo defiende que "la tecnología de hace tres años no tiene nada que ver con la actual". Lo bueno para España -para su turismo- es que esta "está muy bien posicionada a nivel internacional". "Estamos avanzando en la cresta de la ola", subrayaba el gestor. Pero, ¿qué hay de Ceuta? Antes de emprender estrategia alguna, se presta a necesidad "una delegación transversal entre Administraciones". "Dinero hay"; voluntad y predisposición, no tanto.

En primera instancia, la Perla tiene que "definir su identidad turística" y, tras ello, "encontrar el tipo de cliente hacia el que se quiere ir". En esta línea, Carrillo aboga por "copiar lo bueno" por la sencilla razón de que "ya hay mucho hecho". "Aprovechad el camino que ya han recorrido otros", instaba a las autoridades presentes en la charla.

Javier Sánchez es de los que piensan que nuestra urbe "está en un momento apasionante" y que, en ella, "se dan todas las circunstancias para que se construyan nuevos hoteles de manera inteligente". "La situación es perfecta", valoraba. Misma consideración aplica Rollán, quien entiende que la ciudad autónoma ha dado ya "un primer paso muy importante". ¿Cuál? "Adherirse a la red de turismo inteligente".