El último desfile del general Rocha: un legado de honor y servicio

Acto de despedida del general Rocha, en el acuartelamiento Gonzáles Tablas

En el patio de armas del Acuartelamiento González Tablas, el general Fernando Rocha y Castilla, con la voz firme y emocionada, pronunció sus últimas palabras como militar activo, agradeciendo a todos aquellos que lo acompañaron en su trayectoria

 

Tras cuatro décadas de servicio, el eco de las botas sobre el asfalto ha resonado de manera distinta en los oídos del general Fernando Rocha y Castilla. El uniforme, antes una segunda piel, iba a pasar a ser ajeno, como prestado. El día de su pase a la reserva activa, el sol ceutí ha iluminado con una intensidad inusual el patio de armas del Acuartelamiento González Tablas. La formación, impecable como siempre, guardaba un silencio expectante.

Acto de despedida del general Rocha, en el acuartelamiento Gonzáles Tablas

El general, con la mirada fija en el horizonte, quizás ha repasado mentalmente y en voz alta cada una de las misiones cumplidas. Ha recordado sus primeros años como cadete en Zaragoza. ¿Qué lo había llevado a elegir esa vida? La influencia de un familiar militar, la fascinación por las Operaciones Especiales, o un anhelo profundo de servir a su país.

Algunos dicen que el espíritu militar se hereda, y es posible que en el caso del General Rocha y Castilla haya sido así. Quizás, desde niño, sintió una atracción especial por el orden, la disciplina y el valor que representaba el uniforme. O tal vez fue la aventura, la emoción de lo desconocido, lo que lo impulsó a cruzar las puertas de la Academia General Militar.

Pero más allá de las razones iniciales, lo que verdaderamente lo mantuvo en el Ejército durante tantos años fue el sentido del deber, la camaradería y la satisfacción de haber contribuido a la seguridad de su país. La posibilidad de servir a una causa mayor, de proteger a los ciudadanos, le ha llenado de orgullo y propósito.

Acto de despedida del general Rocha, en el acuartelamiento Gonzáles Tablas

Al pronunciar sus últimas palabras como general en ese patio de armas, con tanta historia y junto al comandante general Marcos Llago Navarro de quien ha sido mano derecha más que segundo jefe, la voz de Rocha sonaba firme y emocionada, se quebraba ligeramente. Agradecía a sus compañeros, a su familia, y a España por haberle permitido servir. A medida que los aplausos cesaban, una sensación de paz y melancolía se apoderaba de él.

El compañero de Rocha durante más de 2 años, Marcos Llago Navarro ha asegurado que va a echar de menos tanto al amigo como al compañero, Fernando Rocha, a quien ha deseado la mejor de las suertes en el futuro.

Acto de despedida del general Rocha, en el acuartelamiento Gonzáles Tablas

Los años venideros prometían nuevos desafíos, pero nada sería igual a la adrenalina de una operación, a la camaradería de un cuartel. Sin embargo, Fernando Rocha y Castilla sabía que su legado perduraría en los corazones de aquellos a quienes había guiado y en la historia del Ejército de Tierra español, y más en Ceuta, donde el destino le ha permitido acabar su carrera militar. En casa, con los suyos, en una ciudad que le respeta y que le quiere.