Desde hace muchos meses, la situación en el PSOE de Ceuta levanta sospechas y deja incógnitas que, lejos de resolverse, van en aumento. El cisma creado por la incompatibilidad en el cargo de diputado de la Asamblea de Ceuta, del exsecretario general de los socialistas, se ha convertido en la tormenta perfecta para no cerrar heridas y acrecentar el problema porque la sombra de Gutiérrez se sigue alargando sobre la Gestora que regirá los designios del partido hasta el Congreso Extraordinario.
Una gestora con vínculos tan cercanos a Juan Gutiérrez que suscita interrogantes sobre si este movimiento responde a una estrategia para mantener el control del partido siendo la mano que mece la cuna, a la espera de solventar sus “asuntos personales”, esos que le llevaron a la renuncia tanto al acta de diputado como a la Secretaría General de Partido.
La pelota está, ahora o cuando se convoque el Congreso Extraordinario, en el tejado de la militancia del Partido Socialista de Ceuta. Los militantes deben estar ojo avizor y con espíritu crítico ante esta situación, para no verse manipulados o utilizados por intereses ajenos a los del partido. La transparencia y la honestidad deben prevalecer en la gestión política. Los liderazgos se construyen mediante la legitimación democrática.
Juan Gutiérrez debe dar definitivamente un paso al lado y permitir que los afiliados puedan decidir el rumbo del partido, sin interferencias ni maniobras para mantener el control de Daoíz, si como ha manifestado en infinidad de ocasiones, es socialista de corazón. Solo así se podrá garantizar la fortaleza y la cohesión interna que tanto necesita el PSOE en estos momentos de incertidumbre, que empezaron antes del traspié en las elecciones municipales de hace casi un año.
Los ceutíes que mostraron su apoyo al PSOE, que no únicamente a Gutiérrez, en los comicios de mayo de 2023 merecen algo más que editoriales de ‘pan y circo’, cual tira satírica de la época del NODO, alimentados por el correveidile de turno que ha perdido los galones de capitán, y que busca al interlocutor equivocado que aprovecha, por sus propios intereses, para hacer leña aunque no del árbol caído, del que está intentando arraigar. El agua pasada no mueve molino y menos si el agua está repleta de fango.
